¿Sirven los suplementos para reforzar el sistema inmune?
Cuando llega la temporada de resfriados, gripes u otros virus, mucha gente recurre a suplementos para “reforzar las defensas”. La verdad es que varios nutrientes tienen respaldo científico, pero es importante entender cómo funcionan y cuándo realmente vale la pena incluirlos en tu rutina.
Lo básico: vitaminas y minerales
Vitaminas como la C, D, E, A y del grupo B, junto con zinc, selenio y hierro, son esenciales para que el sistema inmunológico no disminuya su rendimiento.
Si tu alimentación es equilibrada, probablemente ya estás obteniendo lo necesario, y añadir suplementos podría incluso ser excesivo o contraproducente. Sin embargo, en épocas donde estás más expuesto a infecciones, los expertos suelen recomendar dosis moderadas de vitamina D, que se ha asociado a una menor duración y gravedad de resfriados. Estudios sugieren que personas con niveles bajos han visto reducir su riesgo de infección respiratoria.
Vitamina C y zinc: ¿mito o realidad?
La vitamina C también aparece en muchas recomendaciones. Si bien no previene los resfriados en personas sanas, puede acortar su duración unos días cuando se consume antes o al inicio de los síntomas.
Con el zinc ocurre algo similar: si se toma en los primeros días de un resfriado, algunos ensayos clínicos encontraron que puede disminuir su duración hasta en un tercio.
Probióticos, hongos y melatonina
Los probióticos pueden favorecer la salud intestinal, lo que indirectamente impacta el sistema inmune.
Algunos hongos medicinales como el reishi o AHCC (un derivado del shiitake) están siendo explorados por su capacidad de modular las células que combaten infecciones, aunque buena parte de la evidencia proviene de estudios en animales o con poblaciones específicas.
Incluso la melatonina, más conocida por regular el sueño, parece influir en la supervivencia de células B, clave en la defensa inmune, aunque no se recomienda de forma generalizada como refuerzo de inmunidad.
¿Y los suplementos virales en redes?
Sustancias como la echinacea, el aceite de orégano o los betaglucanos todavía carecen de suficiente respaldo clínico. Aunque algunos metaanálisis recientes señalan posibles beneficios, hacen falta estudios más robustos e independientes.
Conclusión: no hay magia, hay balance
Lo más importante es que los suplementos no reemplazan una dieta balanceada, buenas horas de sueño, ejercicio y, cuando aplica, la vacunación.
Si decides probar alguno, lo ideal es acudir con un profesional. Te ayudará a elegir una dosis adecuada, evitar interacciones con medicamentos y a usarlos solo en el momento en que más pueden ayudar.
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